El gran desafío es purificarnos poco a poco, observándonos para tener la mayor sinceridad posible y no sólo estar en función de lo que los demás quieren de nosotros, o de la imagen que alimentamos para que nos quieran más.
Cuando empezamos a soltar las ataduras y limitaciones internas, la luz del alma comienza a manifestarse en lo somos y en lo que hacemos, entonces dejamos de darle poder al entorno.
La consecuencia del trabajo interior serán la armonía y creatividad en la cotidianeidad, siendo la espiritualidad natural una luz en nuestro camino.
Warani Caracciolo
waracolibri@gmail.com
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